“La Cihuacoatl: El lamento de la Llorona” es una puesta en escena que lleva alrededor de 15 años montándose en los canales de Xochimilco, específicamente en la laguna de Tlilac a la cual se llega por medio del embarcadero de Cuemanco. Cuenta la tradición prehispánica que la Cihuacoatl era la diosa encargada de velar por madres y niños durante el parto y decidir su destino. Así mismo era la diosa madre de los dioses y de todos los indígenas Xochimilcas.
Tiempo antes de que llegaran los españoles a la capital del imperio Mexica, se comenzó a aparecer una figura por los canales no sólo de Xhochimilco, sino de toda la cuenca del valle de México. Esta figura, más tarde identificada por los sacerdotes del imperio como la Cihuacoatl, penaba por los canales lanzando un lastimero llanto en el cual sollozaba el destino de sus hijos: “¡Hay mis hijos! ¿¡A donde los llevaré!?”, ésto era lo que se dejaba escuchar por los parajes del imperio en aquellas épocas. Más tarde, al arribo de los españoles (según la leyenda), esta figura penó por el destino de sus hijos conquistados y esclavizados. A pesar de que se secaron los canales, y los templos de los antiguos dioses dieron paso a iglesias para un nuevo dios, esta figura no desapareció de la capital de la Nueva España. Los españoles, en un movimiento más para tratar de suprimir las viejas costumbres paganas de los indios, transformaron esta leyenda adaptándola a los tiempos de la colonia: una mujer de alta sociedad traicionada por su marido, en un ataque de celos mata a sus hijos y es condenada a penar por ellos por toda la eternidad. Así es como Cihuacoatl desapareció de la memoria mexicana para dar paso a la Llorona.
Tiempo antes de que llegaran los españoles a la capital del imperio Mexica, se comenzó a aparecer una figura por los canales no sólo de Xhochimilco, sino de toda la cuenca del valle de México. Esta figura, más tarde identificada por los sacerdotes del imperio como la Cihuacoatl, penaba por los canales lanzando un lastimero llanto en el cual sollozaba el destino de sus hijos: “¡Hay mis hijos! ¿¡A donde los llevaré!?”, ésto era lo que se dejaba escuchar por los parajes del imperio en aquellas épocas. Más tarde, al arribo de los españoles (según la leyenda), esta figura penó por el destino de sus hijos conquistados y esclavizados. A pesar de que se secaron los canales, y los templos de los antiguos dioses dieron paso a iglesias para un nuevo dios, esta figura no desapareció de la capital de la Nueva España. Los españoles, en un movimiento más para tratar de suprimir las viejas costumbres paganas de los indios, transformaron esta leyenda adaptándola a los tiempos de la colonia: una mujer de alta sociedad traicionada por su marido, en un ataque de celos mata a sus hijos y es condenada a penar por ellos por toda la eternidad. Así es como Cihuacoatl desapareció de la memoria mexicana para dar paso a la Llorona.
A grandes rasgos, esto es lo que relata la puesta en escena, pero más allá de la historia, ir a ver esta representación artística es toda una experiencia sensorial. Toda la obra se realiza en un islote en medio de los canales, por lo que para llegar, uno tiene que abordar una trajinera y realizar un recorrido de aproximadamente media hora; Ir de noche, sin más luces que el fuego encendido a la orilla del canal y sin más sonido que el agua debajo de la trajinera, es lo que comienza a predisponer al espectador hacia lo que va a ver. Al llegar a la zona de la representación, las trajineras de los visitantes se acomodan de tal manera que todos tengan una vista preferencial. Así, en la noche, y cuando el frío está pegando con todo, es cuando se comienza a anunciar la puesta en escena. Mientras se espera, se puede consumir algún atole, tamal o elote que se le ofrece a los visitantes, al ritmo de las pruebas de sonido de la orquesta. Ya comenzada la obra, un narrador nos explica algunos de los elementos que se verán a continuación. El espectáculo consta de actos circenses, juegos pirotécnicos, danza, y música en vivo y como todo espectáculo montado al aire libre, éste tiene sus puntos negativos, de repente se va el sonido, las luces a veces no prenden, algunos efectos no funcionan, pero en general la obra está muy bien representada y vale mucho la pena como experiencia.
“La Llorona”, se presenta del 10 de octubre al 22 de noviembre en el embarcadero de Cuemanco. El director de Turismo de Xochimilco, José Carlos Acosta, destacó "el esfuerzo por redimensionar las tradiciones en esa demarcación con obras de teatro y música como el de “La Llorona” y conocer otra parte de esta delegación, cuyos canales son considerados Patrimonio Mundial de la Humanidad."
La entrada tiene un costo de $150.00. La obra empieza a las 8:00 pm y tiene una duración aproximada de 1 hora, pero debido a que se tiene que recorrer un buen tramo de los canales de Xochimilco, la entrada se permite hasta las 7:15 pm (a esa hora se debe abordar la trajinera, ninguna debe de cobrar más, el viaje está incluido en el boleto). Los boletos los pueden comprar vía Ticket Master o en la entrada del embarcadero, siendo lo segundo lo que recomiendo puesto que es muy difícil que se acaben los boletos, y al comprarlos en Ticket Master se tiene un cargo extra por boleto. Llévense la ropa más abrigadora que encuentren y lleven mucho repelente de mosquitos para untarse durante todo el recorrido, porque la Cihuacoatl es una obra poco ordinaria que vale mucho la pena disfrutar.
Por: Nelly Granados
No hay comentarios:
Publicar un comentario